El Gobernador Juan Ignacio de San Martín en la presentación oficial de la Puma 1ra Serie

viernes, 18 de mayo de 2012

la Puma





































La Puma; seguramente suene raro para alguien que no conoce el motivo de esta acepción femenina del término. Sin embargo no lo es nada para los oídos de generaciones de cordobeses que cada tanto sienten sus oídos inundados por el familiar sonido del Sach de dos tiempos y casi cien centímetros cúbicos.
“La Puma” suena bien porque en ese par de palabras se fragua un verdadero símbolo de la movilidad    popular, a partir de que ella es signo indicativo de que sobre sí -indiscutiblemente- viaja un hombre de trabajo.
Por si fuera poco Alberto Cognigni, portando pasaporte de Alberdi -el mismo que ostentasen cientos de “motorizados y doctos” estudiantes- no halla mejor vehículo para pasear el humor de sus más entrañables personajes -Negrazón y Chaveta- que una Pumarola.

Curiosa síntesis de nuestra cultura descansa sobre La Puma: Córdoba Docta, Córdoba Alegre, Córdoba Industrial.

domingo, 15 de abril de 2012

15 de abril ¿hemos aprendido algo?


























Tomar conciencia de la muerte casi simultánea de más de 1600 personas se hace difícil…
Hace cien años, el cachete más soberbio de la técnica humana era abofeteado con la mayor de las durezas.

El Titanic se convirtió prontamente en un símbolo de la capacidad de la mano del hombre, pero ello ocurrió más en razón de la dimensión que cobró su tragedia que de sus capacidades, pues en realidad no era el único barco de su tipo, siquiera en la propia compañía White Star. Paradójicamente una gigantesca estrella blanca flotando apacible por el océano fue la responsable de hundir al gemelo del Olimpic, para la mayoría ignoto trasatlántico en razón de no poder ostentar una catástrofe semejante a la de su hermano, si bien tampoco gozó de un feliz final. Pero volvamos al Titanic.

Previsión es lo que fatalmente no hubo en ese inaugural viaje del Titanic. Ante esa increíble falta de cordura hasta el propio barco hizo lo que pudo. Dió a sus ocupantes cerca de dos horas y media de estoica resistencia antes de quebrarse definitivamente y llevarse con él a las 1635 almas que no pudieron abordar los botes salvavidas. Pero el tiempo fue más que suficiente para salvar a todos; la culpa no fue del pobre… él cumplió con su parte…

A pesar de llevar a bordo a unas 2358 personas repartidas en 350 de primera clase, 305 de segunda, 800 de tercera y 903 tripulantes, sólo había botes para un 40 por ciento de esa cantidad; además es sabido que siquiera esos pocos botes tocaron llenos el agua helada; a tal punto llegó la exhibición de estupidez esa madrugada.

Hubieron algunas otras tragedias más pequeñas aparejadas al propio hundimiento y que terminaron sumando al estremecedor resultado final. Al parecer, y a manos del mismo iceberg quedaron inutilizados cuatro de los botes, truncando en el mismo momento de la colisión la posibilidad de salvar cerca de 240 pasajeros (más del 10 por ciento). Por si fuera poco -estamos hablando del techo  del mundo- no todos los que tuvieron la ventura de acceder a un bote salvavidas pudieron salvarse. La diferencia de clases hizo mella en las mujeres y niños que en su mayoría pudieron escapar del naufragio ya que algunos no contaban con la ropa o la reserva de energías adecuada para soportar el extremo clima y, simple y tristemente, murieron de frío.

Ahora bien; cien años después ¿hemos aprendido algo?

El hombre técnico mantiene hoy esa misma actitud, dándose el estúpido lujo de actuar sin previsión. Nuestra cultura material sigue estoicamente -como lo hiciera el Titanic- soportando y poniendo literalmente todo de su parte para no quebrarse y seguir llevando este pasaje humano en este viaje civilizatorio que emprendiéramos hace cerca de 70.000 años, y sólo Dios sabe hasta cuándo…

Al zarpar, lo hicimos tímidamente sobre algunas herramientas de piedra y algunos arcos y flechas como únicas máquinas; hoy la cosa se ha multiplicado y complicado un poco.

Sólo Dios sabe hasta cuándo resistirá este barco, porque es seguro que nosotros no; no mostramos la más mínima idea de cómo prevenirlo…

jma

viernes, 2 de diciembre de 2011

2 de diciembre

Tenemos abandonado el Efeméritor y no por voluntad sino por obligación… (laboral, pero sarna con gusto… para mí pica igual…)

Bueno pero vamos con algo, más no fuese cortito… alguna referencia que nos recuerde los recuerdos…

























La historia tiene esa hermosa capacidad de trasparentar nuestros genes culturales; revisarla entonces es revisarse y revisarse es conocerse. Cuanto más atrás nos vamos en el tiempo más profundo es el reconocimiento de nuestros hábitos y costumbres. Lo de hoy, vaya si es un acto habitual: hablaremos de afeitarse.
Si bien el término es hoy ampliamente utilizado para los preparativos faciales masculinos (y una que otra vecina bigotuda), fue muy utilizado en otros tiempos para todo aquello que significara un mejoramiento del rostro que, generalmente, intentaba lo imposible.
Pero volvamos a los hombres y, específicamente a sus barbas y bigotes. Se sabe ya que la costumbre de quitarse el vello facial se remonta a la más profunda prehistoria humana. No sería ilógico imaginar la necesidad de desnudar una serie de expresiones tan imprescindibles en tiempos en dónde la comunicación reposaba fuertemente en lo gestual. Una cara sin obstáculos expresivos se conseguía con una buena piedra afilada. Una; dudo que se haya inventado en esos tiempos la “Lito max 3” juntando con tientos de cuero tres piedras para una “mejor afeitada”… Ese cuidad facial masculino se mantuvo durante toda la historia dependiendo, obviamente, de las condiciones sociales del sujeto y de la época de la que se tratase, pero el apogeo en la moda del cuidado bigotil se dio sin dudas durante nuestro amado siglo XIX. Basta sólo mirar las miles de fotografías y retratos para advertirlo. En nuestro acervo nacional están presentes las inmortales patillas de Facundo Quiroga (moda bastante común, dicho sea de paso), pero también podemos recabar en los bigotes que a fines del siglo aparecieron para quedarse; Nietzche y ya entrado el siglo XX Dalí son ejemplos conocidos de una icónica manera de afeitarse el rostro.

Los cuidados necesarios generaron en los 1800  la figura del barbero como imprescindible para poder insertarse adecuadamente en los mejores círculos sociales.
Como lo es hoy la peluquería para las féminas, la barbería fue un centro de actividad social en el XIX y también en gran parte del XX, probablemente por no existir muchas otras alternativas que fueran del agrado de la verdadera autoridad de la casa.

Fue un inventor norteamericano, King Camp Gilette, quién inició la lenta pero inevitable muerte de las barberías domesticando la afeitada eficaz, al igual que ya lo hicieran con las máquinas de coser, escribir y fotografiar sus compatriotas Singer, Remington e Eastman respectivamente Gilette facilitó el acceso a un servicio históricamente prestado por terceros.
Hay como siempre fechas cruzadas. Algunos afirman que el 28 de septiembre y otros (el Crónicas del siglo XX, edición de Plaza y Janes dirigida por Jordi Galli) que el día 2 de diciembre del 1901 don Gilette refundaba su compañía como la Gilette Safety Razor, presentando su invento más revolucionario, las hojas delgadas desechables. Dice la historia que la gran pegada del muchacho fue el contrato con la U. S. Army para cubrir los requerimientos higiénicos de más de tres millones de soldados.
Setenta años después usaba yo en mi adolescencia un modelo muy poco diferente al patentado en 1904 (imagen superior), excepcional diseño lo que queda demostrado por su inigualable vigencia.

Hoy los mojones del camino a la madurez ya no se miden por la primera afeitada o los pantalones largos, pero en otros tiempos, pasados, muy pasados ya, la afeitadora personal era parte de una colección de objetos que, junto al reloj de pulsera y a la navaja portátil, contribuían a definir un perfil personal. Recibir esos regalos era trascendente, fundamentalmente porque ellos trascendían las generaciones (o al menos las décadas) absolutamente alejados del actual concepto de consumo y descarte; eran para toda la vida…
Para nosotros los de mi generación, a pesar de haber formado parte de ese tiempo de la trascendencia, poco después llegaron los nuevos desarrollos (de la misma empresa) y la descartable historia hoy conocida por todos…

viernes, 12 de agosto de 2011

12 de agosto


...que extraña coincidencia; hace 205 años los ingleses también peleaban en las calles contra un ejército de ciudadanos... aquella vez perdieron...

miércoles, 20 de julio de 2011

20 de julio





















Este humilde espacio tiene por cierto un claro objetivo y es el de hacer a la historia una amiga.
Cualquier amistad verdadera garantiza respuestas a nuestras cambiantes emociones, desde el vamos a divertirnos hasta el clásico “no doy más”… Es por eso que para nosotros, el tener a mano historias de las más variadas nos hace de un grupo de gente que da un poco para todo, y para llegar a ellos sólo media el esfuerzo de la imaginación. Tenemos amigos campesinos, científicos, poetas, caballeros, obreros, muchos escritores, unos cuantos artesanos y algunos pocos políticos.
Gozamos igualmente de la amistad de algunos astronautas aunque sólo hemos compartido alguna que otra charla (con invitación de la amiga historia de por medio) con aquellos que volvieron a casa con la cabeza cambiada, con la idea de que esta casa es una…

Lamentablemente, todo ser digno de la amistad de otros tiene sus defectos, y la amiga historia no escapa a ello. El peor de los suyos sea quizás la mentira; la historia suele mentir parejito y mucho, pero es parte de su personalidad y yo la quiero así; es más, a veces le creo aunque sé positivamente que no me muestra toda la verdad.

Una vez me contó que en un maravilloso viaje a la luna, esperado por toda la raza humana, tres humildes hombres cumplieron, un 20 de julio de 1969, con una de las mayores hazañas que cualquier humano hubiese antes soñado.
Mucho antes aún que el propio Julio Verne (otro chabón que nos presentó la historia), todos los hombres han mirado alguna vez al cielo con la esperanza de volar y tocarla…

Años más tarde escuché de su propia boca (en algún rapto de sinceridad que nuestra amiga tuvo conmigo) que el viaje no fue tan maravilloso, ni tan viaje. Fue en realidad una carrera impulsada por uno de los más viles pecados humanos; la soberbia. Dos pueblos, de los autodenominados potencias, se pelearon masculinamente para ver quién la tenía más grande… a la nave espacial… Además, según uso horario de Houston, Armstrong pisó luna recién en la madrugada del 21. Sin embargo, Enrique Febbraro tuvo la hermosa idea de celebrar la Amistad cada 20 de julio, enfocándose sólo en lo trascendente: salimos de casa a vivir el universo.

Hoy, cuarenta y dos años después, vamos de a poco ganando en conciencia de la casa que tenemos y de cómo la cuidamos. Lo triste, está repleta de ignota familia a la que diariamente maltratamos… Celebremos sin olvidarnos de que en nuestro propio planeta nos quedan unos cuantos rincones sin conocer, en espacio y también en tiempo, y para eso tenemos a la mejor amiga; se las presento… mi amiga Historia…

martes, 19 de julio de 2011

19 de julio

























Hace ciento once años (111… lindo número) se inauguraba en París el Metropolitain.
Para nosotros de enorme valor estético, el trabajo de Guimard es sencillamente perfecto. Integral como todo lo hecho en la época, una síntesis completa de la idea, desde donde fluyen todas sus componentes: luminarias; marquesinas, carteles y mapas; barandas y escaleras; ¡la tipografía..! pocas remiten tan claramente al más puro Art Nouveau francés (recuerden las fotos que Juan Pablo nos regaló para la clase expositiva de la Unidad 5).

Semejante alumbramiento se dio en marco adecuado al caso; la Exposición Internacional de París del año 1900. Sí señores… sí señoras, la inauguración del subte parisino fue parte del programa de la Expo. Y, había que redoblar la apuesta hecha en el ’89 cuando los franceses presentaron, dentro de la propia Torre Eiffel , un ascensor de la norteamericana Otis que cambiaba de dirección a mitad de su trayecto en razón de la forma quebrada de las patas del ahora icónico monumento parisino. Digo ahora porque durante unos cuantos años muchos e influyentes frachutes querían a la torre de una única manera… desarmada…

De todas maneras durante el cambio de siglo, la quizá injustamente llamada Torre Eiffel siguió tercamente erguida… por suerte (en nuestra humilde opinión)… ¿porqué lo injusto del nombre? porque el proyecto original no fue de don Gustavo sino de un par de ignotos colaboradores… el tipo sólo puso la firma… bueno, para ser justos hizo un par de ajustes importantes, cálculos incluidos, propios de su brillante y matemática cabeza, la misma que había salvado las papas cuando parecía imposible concretar la Estatua de la Libertad, regalo francés al centenario de la temprana revolución norteamericana.

Pero volvamos a la Expo del ‘900… don Elisha (Otis) tenía que mejorar su performance, es así que plantó en París la primera escalera mecánica que pudo verse en Europa ya que, al igual que su primo el ascensor, ambos inventos provenían de la América Septentrional (según parece se mostraron Escalators ya en 1893 en Chicago).

Por si fuera poco los visitantes podían recorrer toda la extensión de la expo (seguimos en París) en geniales veredas móviles… pasen y vean… http://www.youtube.com/watch?v=BjpCVQgKZsc

lunes, 4 de julio de 2011

4 de julio

















Escena de la película Jefferson in Paris, de James Ivory, con Nick Nolte y Greta Scacchi

Algunos se atreven a decir que hoy es el cumpleaños de la madre patria. Prefiero en todo caso el concepto de madrastra patria, que suena tan feo como lo que en definitiva es. Porque es de esas madrastras perfil cinematográfico; de esas que te imponen a la fuerza, vaya a saber por cuál de nuestros padres, y que encima no nos quiere para nada… bueno, salvo para succionarnos toda la materia posible, sobre todo la gris… esa sí que la aprovechan bien…
Más allá de todo trauma, a los fines históricos (y porque hoy cierro cortinas por vacaciones) nos interesa la fecha por lo curioso de su bordado intertemporal.
Thomas Jefferson fue sin dudas uno de los personajes más notables de la gesta libertaria norteamericana, y era además (para nuestro particular interés) un amante de los avances tecnológicos. Se dice fue el redactor de el Acta de Independencia, rubricada un 4 de julio, pero de 1776, y curiosamente cincuenta años después moría… un 4 de julio… veintitrés años antes de '76 nacía Jean Pierre Francoise Blanchard, pionero de los viajes en globo y un globo bellísimo de la firma Montgolflier se puede ver en la peli de James Ivory Jefferson in Paris, que cuenta la misión diplomática de este personaje ante la moribunda corona francesa, y en representación de los nacientes Estados Unidos que habían revolucionado abrevando en las galas ideas. Galo fue el regalo que un 4 de julio de 1884 hacía Francia a Estados Unidos por el pasado centenario de su independencia. Les llegó un cacho tarde (ocho años) porque se les complicó la cosa al punto de tener que llamarlo a Eiffel para que les resolviera los problemas estructurales que demandaba semejante estructura, hoy símbolo indiscutido de Nueva York… lindo merengue… felices vacaciones…

viernes, 1 de julio de 2011

1 de julio

























Este pequeño y humilde espacio ha tratado de contar algunas pequeñas y humildes historias de nuestro querido siglo diecinueve. Han llegado a nosotros por vías tan variadas como ricas.
Lo de hoy, primer día del mes de Julio, tiene que ver con el más profundo espíritu de esta centuria: revoluciones, contrarrevoluciones; Europa, América; rancia y tozuda aristocracia, culta y discreta burguesía libertaria. Por qué no también con ficción y realidad; con mitos y verdades.

Cuenta don Pacho O’Donnell, unilateral amigo de esta casa (unilateral porque él no tiene la más pálida idea de que somos sus amigos), que en el año 1818, y un primero de Julio,  llega al puerto de Buenos Aires Pierre Benoit. Hasta aquí nada más interesante para nosotros que el hecho de que don Pedro era un profesional del diseño; arquitectónico e ingenieril, pero diseñador al fin… colega como quien dice, y que ya para 1823 laburara para el gobierno (de don Bernardino).

Lo interesante y maravilloso de su discreta vida en Buenos Aires es que se dice la eligió para escapar de una segura muerte, de descubrirse su verdadera identidad. Muerte deseada por monárquicos y republicanos en medidas similares, pero con motivaciones muy diferentes. Cuenta la leyenda que don Pedro era ni más ni menos que un sobreviviente de la Familia Real Francesa… el tipo habría sido Luis XVII, hijo de María Antonieta y Luis XVI… sí, los que perdieron la cabeza por la corona… literalmente…

Esa hipótesis, seriamente sostenida desde datos históricos concretos, ha sufrido una serie de intentos de descrédito; el más efectivo, a través de exámenes de ADN de un supuesto corazón que aún se conserva del llamado Delfín. Lo que no se dice por allí es que a esa info no quieren contrastarla ni a palos con otra igualmente determinante y que refiere que, los restos óseos correlativos a ese corazón provenían sí de la fosa en donde se sepultara a la flía. Bourbon, pero de un niño de unos doce a catorce años, cuando en realidad el Delfín murió supuestamente con unos cuantos menos (y no estaba para nada mal alimentado).

De todos modos, quién nos quita lo creído, si su vida parece ser a la vez fruto y raíz de la más pura novela decimonónica.

Aparentemente siquiera sus hijos supieron del caso mientras él vivía, pero tuvo sutiles gestos, a modo de pequeñas pistas; casi siempre esas miguitas de amor filial, tan profundo como oculto, llevaban el destino de María Antonia Josefa Juana, la Delfina de Francia…

jueves, 16 de junio de 2011

16 de junio















La Marcus Adna Thompson inaugurando su invento con su familia...
















Planos de una patente posterior (1885) de Thompson
























Proyecto de Thompson para el Hotel Elefante








































El Hotel Elefante


Panorámica del incendio en Dreamland



















El (segundo) Parque Japonés, construído en 1930 (foto de 1935)


¿Qué puede salir de esto..?  Vamos a ver... según parece, hoy es el cumpleaños de la montaña rusa, ya que en 1884 La Marcus Adna Thompson (apodado algo así como el señor del golpe gravitatorio) pudo inaugurar su primera Roller Coaster, en Coney Island (N Y). Digo la primera porque hizo varias en EE UU y Europa. El aparato viajaba a la tremebunda velocidad de nueve kilómetros por hora (hasta yo me despeinaría). Don Adna era tirando a bizarro y generó en la “Gran Manzana” un parque de diversiones a todo trapo, Dreamland (…y si no me creen lo de bizarro fíjense en el “Hotel Elefante” que proyectó para el parque). Lamentablemente Dreamland se quemó en 1911; pero ese mismo año abría el famoso Parque Japonés en Buenos Aires, y con su propia montaña rusa, aunque igualmente acabaría incendiado en 1930.
Aperturas, cierres, incendios… extraña manera de conectar historias… cuando una montaña rusa venía en picada la otra remontaba altura…

viernes, 10 de junio de 2011

10 de junio






















Un 10 de junio de 1829 el hamburgués Luis María Vernet se ponía al frente de una colonia estable en Malvinas, colonia que respondía al gobierno argentino. Parece increíble para la época pero una de las preocupaciones fundamentales era parar con la indiscriminada matanza y explotación de ballenas y focas por parte de pescadores piratas. Nuestro país, como muchos otros en este bendito planeta, ha sido víctima del despojo de parte de su territorio. Puede que exista algo de responsabilidad de nuestra parte… seguro que sí, pero es indudable que la actitud mantenida históricamente por países como Inglaterra, es clara muestra de que no han madurado en su infantil propósito de seguir dominando al otro para reafirmar sus propias inseguridades… sus mejores alumnos han seguido prolijamente sus pasos y, lo peor del caso, es que esas inmaduras pulsiones las calman jugando a la guerra… 

martes, 31 de mayo de 2011

31 de mayo

Afiche de la película Más allá del sol, de Hugo Fregonese (1975)

…Imagino a Don Raúl en las horas previas a la partida hacia nuestra Córdoba, recordando con nostalgia a su amigo… Don Jorge (Newbery) hubiese cumplido sólo 39 años el 29 de mayo y lo hubiese festejado seguro en algún piringundín tanguero junto a Goubat, en la víspera de su histórico viaje…

Hoy es martes 31 de mayo… y, si bien el 31 de mayo que me interesa recordar no fue martes sino domingo, no cuesta imaginarse cómo hubo de sentirse Raúl Goubat tocando tierra cordobesa con un avión por primera vez, y proveniente desde Buenos Aires. Dice la historia que el tipo pegó la vuelta ahí nomás para desandar el trecho, llegando a la CapiFe el lunes 1º de junio. Era 1914 y, a la manera de los viejos relatores, tiempos de aventura, de osadía, de búsqueda… eran días aquellos en los que subirse a un avión era realmente “cosa e’ locos”.
Existía una cuasi cofradía de muchachos deslumbrados por el vuelo; el tema era volar… en lo que fuera, especialmente globos traídos desde Francia. Eduardo Newbery perdió la vida en uno de ellos (bautizado Panpero) sin dejar rastro camino al Brasil. Su hermano Jorge es, seguramente, el más recordado por la historia, pero fue en realidad uno entre varios. El propio Jorge perdió la vida intentando cruzar en avión los Andes, apenas tres meses antes de la llegada de Goubat a Córdoba.
La historia de la temprana aviación argentina es trágica (como en cualquier otro sitio), pero sentó las bases de nuestro desarrollo cordobés. Newbery impulsó la creación de la Escuela de Aviación Militar y trece años después de su muerte se comenzó con la fabricación de aviones; aquí en Córdoba. En ese preciso punto espacio-temporal se sembró la semilla de la industria pesada cordobesa… pero eso es tema de conversación para otro día…


jueves, 26 de mayo de 2011

26 de mayo

















Estamos de cumpleaños. El de Aleksandr Pushkin. Nos queda un cacho lejos, en San Petersburgo, pero existe además otro problema aún más serio. Si bien es cierto que el cumpleañero nació un 26 de mayo (1799), no creo que nos pueda atender, al menos personalmente, salvo que contemos con etéreos poderes que vayan mucho más allá de lo que permita la red de Personal.
Dícese del muchacho como que fuera el padre de la moderna novela rusa. Por ende y, como bien Alejandra os ha aconsejado, validísima fuente entonces para abrevar nuestro sediento intelecto decimonónico. Por mi parte tan sólo cuento con background como para recomendarles una bella película, que en realidad es una versión de una versión de lo que inicialmente Pushkin hizo en 1830, una primera versión de la relación entre Antonio Salieri y nuestro amado Mozart.  A saber: la peli del checo Milos Forman, basada en la obra de teatro del inglés Peter Shaffer, son en realidad adaptaciones del cuento Mozart y Salieri incluído en el libro Pequeñas tragedias que Pushkin publicara, como dijéramos, en 1830. Dicen los que (realmente) saben de historia, que la versión que de los hechos hace el ruso está completamente teñida de sus traumáticas relaciones con sus colegas y, que el asesinato de Mozart perpetrado por el italiano, no es más que una metáfora de cómo él mismo se sentía frente a sus contemporáneos… envenenado…
Pero no es cuestión de ir por la vida envenenando gente, aunque uno fantasee más de lo recomendable con practicar con algunos colegas…
El libro contiene además un conocidísimo y readaptadísimo relato; El convidado de piedra.
Volviendo a Mozart y Salieri y más allá de la veracidad histórica en cuanto a lo fino de la muerte del recontragenial austríaco, la peli de Forman abunda en datos; es una catarata como para bañarse; salir empapado de esa tendencia europea en conservar el paradigma moderno. El papel de Hulce es (para mi gusto) muy bueno, aunque por momentos algo sobreactuado… exagerado, pero lo de Murray Abraham es sencillamente apoteósico.
Las más bellas escenas para mí, son aquellas en donde se lo ve a Mozart componiendo en su mesa de billar. Parece ser el modo francés, con tres bolas, una roja, una amarilla y una blanca. Al parecer Don Amadeus no usaba borradores. “La bestia” componía en su cabeza y pasaba al papel directamente…

martes, 24 de mayo de 2011

24 de mayo


Podría decirse que hoy es el cumpleaños de la globalización. Un 24 de mayo de 1844 Samuel Morse hacía su primera transmisión telegráfica experimental entre Washington y Baltimore. En honor a ello abrimos este canal de comunicación…

...seguro no es casual, pero lo parece… también en esta fecha, pero 39 años más tarde, se inauguraba al público el mítico ya puente de Brooklin, comunicando por todos los medios de la época, incluido el ferrocarril, ambas márgenes del East River.

...por nuestro barrio terrestre y setenta y tres años antes, pugnaban igualmente por comunicarse con “el otro lado”, el de adentro de las puertas del Cabildo, algunos (aún) súbditos del Rey de España… sin paraguas y al frío del otoño porteño…


Imagen tomada del número del mes de mayo del año 1993 de la revista National Geographic.